La escucha activa es una herramienta muy interesante para cualquier grupo. Permite mejorar las relaciones interpersonales y facilita la comunicación.
Saber escuchar y favorecer la escucha entre colaboradores aporta muchas ventajas:
Incrementar la escucha activa en un equipo es una palanca para mejorar los resultados, usando recursos ya presentes: las personas.
La escucha activa es un concepto desarrollado por el psicólogo Carl Rogers. Michael Rost la define como:
“Una serie de comportamientos y actitudes que preparan al receptor a escuchar, a concentrarse en la persona que habla y a proporcionar respuestas (feedback)”.
También se puede hablar de escucha empática o de escucha generativa. Se caracteriza por la idea de mantener una atención plena, sincera y motivada hacia el interlocutor.
¿Te suenan momentos como..?:
Estos 2 ejemplos pueden, más allá de crear un buen dolor de cabeza, agotarnos y dejar una sensación de vacío y frustración por no sentirnos escuchados. ¿Cómo lo solucionamos?
Escuchar activamente es:
Podríamos también definir la escucha activa por oposición a la escucha pasiva. Una escucha pasiva es cuando escuchamos de forma distraída, teniendo otros pensamientos a la vez de la conversación, sin focalizarnos en lo que dice la persona o sin tratar realmente de entenderlo bien. La escucha activa requiere atención y por lo tanto cierto esfuerzo por nuestra parte, sobre todo al principio cuando no estamos acostumbrados a practicarla.
Algunas personas practican naturalmente una escucha empática y atenta. Sin embargo, si no es tu caso, no te preocupes, no es una cualidad innata para todos, y se puede aprender. Como cualquier competencia blanda, es cuestión de dedicarle atención y algo de paciencia al principio.
Primero se trata de observar tus comportamientos, y luego invitar a los miembros del equipo a hacer lo mismo, para mejorar la forma de escuchar y de comunicar.
Empieza por ti, por una razón muy sencilla, cuando alguien no nos escucha por le general perdemos las ganas de escucharle y nos centramos sólo en lo que queremos decir nosotros. Por lo tanto, la única manera de romper este círculo es empezando por nosotros mismos.
Es muy normal y natural que tu personalidad, tus opiniones y sentimientos influyan en las conversaciones que tienes. Es esencial empezar por admitir que a veces nos cuesta escuchar lo que la otra persona nos quiere decir. A menudo existe una gran diferencia entre lo que creemos que nos dicen y lo que realmente quieren transmitirnos.
Probablemente descubras, o sepas ya, que se pierde muchísima energía y recursos en las organizaciones por esa falta de escucha y los malentendidos que genera.
La escucha activa permite no sólo compensar esas pérdidas, sino además aportar más valor todavía, permitiendo que ideas que se ignoraban finalmente emerjan. Tendemos a fijarnos sólo en lo que falla en las opiniones del otro. Escuchar activamente nos permite quitar este filtro y liberar un flujo de información retenida o anulada.
Lo hemos visto ya, desarrollar la escucha activa en tu equipo pasa necesariamente por practicarla primero tú mismx. Dar el ejemplo siempre es una, sino la forma más eficaz de liderazgo y más en temas de comunicación empática.
Para incrementar tu escucha activa, aprende a focalizar tu atención en la otra persona, a retener tus opiniones o ideas preconcebidas. No te dejes llevar por tus sentimientos o impulsiones y asegúrate de haber entendido bien lo que la otra persona te quiere decir.
Sea para reaccionar o añadir algo, siempre lo podrás hacer después. La persona te lo agradecerá y estará más dispuesta a escuchar tus opiniones.
Así creamos un círculo virtuoso donde la comunicación es más rica y se respeta el espacio de unx. Vamos creando más confianza, más seguridad psicológica en el equipo, ingredientes imprescindibles del éxito colaborativo.
Estamos poco acostumbrados en general a practicar este tipo de escucha. Date y daos el tiempo necesario para caminar en la curva de aprendizaje de este arte de la comunicación. Probablemente sea difícil poner tu atención en los 5 puntos o en todas las preguntas que hemos sugerido a la vez, cógelos uno por uno.
Practicar la escucha activa no implica que no puedas no estar de acuerdo con lo que dice el otro, o que no puedas compartir tu opinión o tomar una decisión contraria. Tu escucha marca la consideración y el respeto que tienes a tu interlocutor. Tómate el tiempo necesario para escuchar y entender su punto de vista.
Si te apetece saber más o recibir apoyo, estamos disponibles para responderte. Proponemos además formaciones en inteligencia relacional así como dinámicas de equipo que integran las prácticas de escucha activa.
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Diseñamos dinámicas personalizadas para cada organización.
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